sábado, 5 de abril de 2008

Viajando IX

Movimiento 9

Finale presto e dramatico con allegretto andante


 Resulta que Víctor y Sol me estaban esperando en la terminal de los autobuses y trenes que está frente a la plaza comercial. Lógicamente no nos encontramos, pues yo lo esperaba en el “mall”. Miraba a las personas pasar y ninguna de ellas era Víctor. ¿Será que había cambiado mucho? ¿No me reconoció? ¿Y si se le olvidó? Me desesperé y decidí encontrar un teléfono. Entonces fue que los hallé, bueno, Sol me halló. 


 Es verdad algo que Chava le dijo a Víctor en alguna ocasión, y que salió a colación al comentar los hechos con mi primo, hemos cambiado mucho. Yo soy muy distinto al chico de quince años que asistió a la boda sin ubicar realmente quién era la novia, sabiendo parcamente que se llamaba Soledad. Él no es el muchacho alegre de la fiesta que siempre me pareció indómito, temerario. Hemos cambiado, en mayor grado ha sido para bien, y eso me hace feliz. Él es más maduro, con ambiciones para sus hijos, para su esposa. Se ve que se quieren mucho y existe una buena relación. 


 Mis sobrinos son los unos verdaderos campeones. Risueños, inquietos, curiosos, audaces y dinámicos. Víctor, el mayor, el más serio de los dos, el más dependiente de sus padres también; me dijo: “Parece que te gusta mucho la familia que tenemos aquí, eh” Para un chico de seis años, esto me dejó “de a seis” y sinceramente tiene razón. Estoy maravillado y agradecido por la oportunidad de vivir esta experiencia. En la calle hay un bodoque inquieto que pone en aprietos a sus padres. Pequeño, de cuatro años, temerario y más independiente de lo que debiera -en ocasiones- se llama Salvador


 Ahora estoy muy casado como para seguir con la crónica. 


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